La costa de Vizcaya, de Juego de Tronos a Guernica
Tres impresionantes dragones con grandes alas vuelan sobre la fantástica e inexpugnable Dragonstone, la isla fortaleza con escarpados acantilados. Una imponente puerta se abre al son de una marcha triunfal sobre una espectacular escalera que recuerda a la Gran Muralla China, que serpentea y sube hasta el gigantesco castillo situado en lo alto de la isla. Daenerys Targaryen, madre de dragones, finalmente ha regresado al Palacio Rocadragón, la tierra de sus antepasados. Así comienza la séptima temporada de la épica serie Game of Thronescon el entorno natural la península de San Juan de Gaztelugatxe. Esta isla frente a la costa de Vizcaya, situada no lejos de la ciudad de bermeo, En realidad no tiene un castillo gigante ni dragones voladores, pero los fanáticos de la famosa serie acuden en masa desde todo el mundo para peregrinar tras los pasos de sus personajes favoritos.
Así comienza la séptima temporada de la serie épica Game of Thronescon la península de San Juan de Gaztelugatxe como marco natural.
Guarida de brujas y biotopo
En la Edad Media ya otro tipo de peregrinos acudían a Gaztelugatxe para seguir otras huellas legendarias, las de San Juan Bautista. Se dice que el santo llegó a la isla tras su martirio en Jerusalén para ordenar a los habitantes de Bermeo que construyeran allí una ermita. Rematado por una pequeña capilla con techo rojo, el majestuoso montículo rocoso parece un castillo, ya que su nombre vasco evoca acertadamente gaztelu, castillo, y gatxe, roca. Atravesada por un doble arco en su extremo, la isla parece flotar en esta bahía de aguas de un azul intenso. Para llegar a la isla, un puente de piedra salva el mar. Dos parapetos subrayan el recorrido del puente que se convierte en una empinada y sinuosa escalera de 241 escalones que zigzaguean sobre la pared de la roca. En la cima, la capilla dedicada a San Juan Bautista, construida en el siglo XIXsustituyó a la primera ermita del IXmi siglo, destruido repetidamente. La tradición es que el visitante toque tres veces la campana utilizando una cuerda para que su deseo se haga realidad.
Hoy en día, muchos pescadores vienen aquí en peregrinación para pedir protección y buena pesca antes de levar anclas mar adentro.
Gaetan de Backer, el guía que nos acompaña, cuenta que la isla ha sido a su vez lugar de culto dedicado a San Juan Bautista, convento de la orden de los Templarios, refugio de ermitaños, bastión estratégico para los señores de Vizcaya e incluso refugio de brujas durante la Inquisición española en la Edad Media. También ha sido blanco de numerosos ataques, entre ellos el más famoso es el del corsario Francis Drake, en el siglo XVImi siglo. Hoy en día, muchos pescadores vienen aquí en peregrinación para pedir protección y buena pesca antes de zarpar mar adentro. Por lo tanto, prestar su inimitable silueta a la serie de culto estadounidense es sólo un papel entre otros que desempeña esta misteriosa isla.
Largas playas y pequeños puertos
Parajes naturales, playas de arena fina, balnearios y ciudades históricas jalonan los 150 kilómetros de costa de Bizkaia. La ría de Urdaibai, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, es un paisaje grandioso que se metamorfosea al ritmo metronómico de la marea y el reflujo. Diez kilómetros aguas arriba de la desembocadura de la ría se encuentra la ciudad mártir de Guernica, universalmente conocida gracias a la obra pictórica de Picasso (1937). También es en Guernica, al pie de un roble centenario, donde los señores de Vizcaya prestaron juramento y se comprometieron a respetar los fueros, privilegios provinciales que datan de la Edad Media. Una costumbre que cumplieron incluso los reyes de España hasta 1876. Siguiendo la costa hacia el este, el camino bordea espléndidas playas, la más emblemática de las cuales es la de Laga, al pie del escarpado acantilado del monte Ogoño. Pequeños puertos, como el de Elantxobe, enclavados en la hondonada de un arroyo, bordean la carretera que conduce a Lekeitio, uno de los pueblos más bonitos de la costa de Vizcaya.
Casas con fachadas coloridas se alinean alrededor del puerto, donde por la noche un ambiente cálido y festivo se apodera de los muelles. Muchos restaurantes ofrecen en su carta pintxos con sabores marinos. El laberinto de calles adoquinadas le da al antiguo corazón un encanto loco. A menos que prefieras unirte la «isla» de San Nicolàs. Se accede a él por un dique en terreno seco, o casi, durante la marea baja.