Compostela: Saint-Gilles-du-Gard, por la iglesia abacial

Compostela: Saint-Gilles-du-Gard, por la iglesia abacial

Los 3 portales de la iglesia abacial de Saint-Gilles

Una de las primeras etapas de la Vía Tolosana

Viniendo de Arles, caminando por el límite entre el mundo de las marismas y el interior de la Camarga, se llega al puerto de Saint-Gilles, en el canal Ródano-Sète, en cinco horas de caminata. Sube por las calles de la ciudad, bordeadas de casas románicas, que conducen a la iglesia abacial dedicada a Saint Gilles: la fachada te sorprenderá por sus amplias proporciones.

La iglesia abacial de Saint-Gilles

La Guía del Peregrino tomando el Vía Tolosana, siempre, ordenó una escala en Saint-Gilles para honrar el cuerpo del santo ermitaño que alberga la cripta, construida entre 1116 y 1140. La abadía benedictina, afiliada a la orden de Cluny desde 1066, fue construida en este lugar en el siglo VII por el ermitaño. Esta gran basílica románica no se salvó de las guerras de religión y luego de la Revolución. De la iglesia sólo quedan los pilares, los muros laterales y, por supuesto, la amplia fachada con tres portales, íntegramente conservada, que, clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es sin duda la más rica del arte provenzal.

La entrada central se duplica con dos puertas laterales más pequeñas. Sus esculturas datan de 1160. En el centro reconocemos a Cristo en majestad, y en los otros tímpanos, una Adoración de los Magos y una Crucifixión. Los dinteles y el friso representan escenas del Evangelio. La cripta de Saint-Gilles, auténtica iglesia subterránea, parece inmensa con sus cincuenta metros de largo y veinticinco metros de ancho. Está colocado debajo de la nave y no debajo del coro de la basílica. Sólo se conserva parte de sus bóvedas ricamente decoradas.

El tornillo de Saint-Gilles, una proeza arquitectónica

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Esta excepcional escalera de caracol del siglo XIImi siglo, situado detrás del antiguo coro de la iglesia abacial es una obra maestra de los canteros oficiales. Se cubre con una bóveda helicoidal de piedra labrada en cañón rastrero y giratorio de doble concavidad y convexidad, muy difícil de conseguir en la época. Los compañeros vinieron a observarlo desde el siglo XVII, como lo demuestran sus firmas grabadas en las paredes. En arquitectura, este tipo de escalera se conoce como tornillo de Saint-Gilles. Se puede escalarlo y desde su cima admirar una vista única de la Camarga.

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