L’Alpe-d’Huez: las 21 curvas del Tour de Francia
En el corazón del macizo de las Grandes Rousses, el Alpe d’Huez fue escalado por primera vez en 1952 por los corredores del Tour. Incluso fue la primera etapa – ganada por Fausto Coppi – con llegada en altura (1804 m). Pero no fue hasta 1976 que el “muro de Oisans”, como se le conoce, se convirtió en un gran clásico del Tour de Francia, utilizado casi sistemáticamente.
25 de julio de 2015: cita para la 20ª etapa Modane-Valfréjus-Alpe d’Huez, es decir, 110 km de suspense. Por 29ª vez, los corredores del Tour se lanzaron a atacar esta mítica subida.
La subida a Alpe-d’Huez, etapa decisiva en el Tour de Francia
Gracias a la televisión, la subida al “Alpe”, en Isère, se ha convertido en la cita ineludible del Tour, una misa catódica seguida por varios millones de espectadores en todo el mundo. Si Alpe d’Huez no es la subida más dura, hoy en día se considera la etapa decisiva, llegando a ser con el paso de los años tan clásico como el legendario Galibier o el Tourmalet, o incluso más.
En esta vista panorámica podemos ver claramente las 21 curvas que conducen a la estación de Alpe d’Huez.
“El Tour se gana en el Alpe”asegura el escritor y entusiasta del ciclismo Jean-Paul Vespini. “ El Alpe bulle con toda la alquimia propia de la epopeya ciclista. Se convierte en el paso obligado, la etapa clave, la subida reina, el día estratégico en el que se gana o se pierde el Tour. Éste es el verdadero éxito del Alpe: la subida siempre desempeña el papel de vigilante. »
Gente al costado de la carretera
Partiendo de la pequeña localidad de Bourg d’Oisans, la ascensión tiene una duración de 13,1 km, 1.073 metros de desnivel positivo y pendientes del 12% en el kilómetro 6,5. La carretera serpentea a lo largo de veintiún curvas míticas y muy cortas… ¡cada una de las cuales lleva el nombre de un ganador! Aquí están Coppi, Zoetemelk, Herrera, Hinault, Bugno… ¡A cada paso, es la Historia y sus reyes de la carretera quienes contemplan y se burlan del ciclista! Pero la verdadera estrella del Alpe, alguna vez apodado “la montaña holandesa” porque a menudo ganaban, ¿no es el público?
En cada etapa, unos 500.000 aficionados, llegados unos días antes en coche, moto o autocaravana, se reúnen a lo largo del camino formando una cadena humana ininterrumpida hasta la meseta. Marco Pantani, triunfador en 1995 y 1997, afirmó haber “Subió a ciegas en medio de este mar de gente que se abrió ante (él)”. La multitud colorida, masiva, que aplaude, que grita, que carga, que trasciende a los corredores, pero que también asusta. Greg Lemond, asustado, dejó que Bernard Hinault, en 1986, se abriera paso entre la multitud en su lugar. Todavía recordamos, en 1999, el italiano Giuseppe Guerini, que iba en cabeza, atropellado por un espectador mientras tomaba una fotografía, lo que no le impidió, afortunadamente, ganar la etapa.
Corredores profesionales y ciclistas aficionados se encuentran en el recorrido de Alpe d’Huez. Un verdadero desafío. Para recompensar el esfuerzo de los deportistas, Alpe d’Huez entrega cada verano cerca de 2.000 diplomas que acreditan su tiempo de escalada. Se entrega a cambio de un euro simbólico donado a la asociación holandesa “Alpe d’HuZes”.
En la cima, la vasta meseta deforestada se encuentra entre las cumbres de Grande Sure (2114 m) y Signal de l’Homme (2176 m). Dedicada desde hace mucho tiempo a la actividad pastoral, la “Plataforma Huez” alberga desde los años 30 una estación de deportes de invierno que experimentó un crecimiento increíble a partir de los años 50, como lo demuestran los innumerables hoteles construidos (¡más de 30.000 camas!). Es una de las zonas de esquí más grandes de Francia, con unos 250 kilómetros de pistas.
