La loca saga del canal de Briare
Durante mucho tiempo, el puente metálico sobre canales más largo del mundo, el puente sobre canales de Briare, inaugurado en 1896, es patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Es la piedra angular del ambicioso sistema ideado por Sully durante el reinado de Enrique IV: conectar las cuencas del Loira y del Sena mediante un canal. Un proyecto faraónico ya que combinaba dos grandes dificultades: abastecer de agua el tramo y compensar los fuertes desniveles del trazado mediante un sistema de esclusas.
Doce mil excavadores
Fue en 1638 cuando se inició esta empresa desproporcionada, que duraría unos cuarenta años, para conectar Briare con Montargis. En realidad, el canal tiene varias esclusas, entre ellas una serie de siete que forman una auténtica escalera de barco que permite cruzar una colina de 35 metros… Un ejército de doce mil excavadoras se puso a excavar, provocando la ira de los residentes locales. Una vez finalizadas, las obras permitieron trasladar las riquezas del Valle del Loira a través de Borgoña hasta la capital.
Hoy en día, el puente del canal es ante todo un suntuoso monumento. Con sus 662 m de longitud, esta arteria acuática haussmanniana, única en el mundo, nunca se descubre mejor que al atardecer, cuando los rayos incendiarios del sol se reflejan en los muelles y en la cubierta de acero dulce.
El camino de sirga, perfectamente cuidado, es la forma ideal de caminar (a pie o en bicicleta) por los restos del primer canal y descubrir la perspectiva del puente. Bien à l’abri d’une longue et puissante levée, il caracole dans un paysage bucolique, empruntant une succession de petits ponts métalliques en dos d’âne pour aboutir aux écluses du Martiner d’un côté et au charmant village de Chatillon sur Loire del otro.
Sin olvidar la visita al pueblo de Briare. Porque la antigua parada de barcos se ha convertido en una de las paradas más entrañables del turismo fluvial.