A sus 96 años, así conquista el mercado asiático con su pasión por trabajar

¿Quién ha dicho que la jubilación es obligatoria a los 65? Monique Guillemot, con sus zapatillas relucientes, su abrigo de piel y unas gafas más chic que el Instagram de una influencer, demuestra a diario que la pasión no entiende de edad ni fronteras. A sus 96 años, esta abuela incansable no solo desafía estereotipos, sino que conquista, teléfono en mano, el mercado internacional… ¡incluido el asiático!

Un espíritu joven en el corazón de Nantes

En pleno centro de Nantes, Monique dirige su tienda de antigüedades con una energía desbordante. Nada más entrar, se percibe el vaivén de sus clientes (siete en apenas 30 minutos, aunque ella asegura que «depende de los días»). Su presencia, siempre impecable con vaqueros Levis y zapatillas News Balance, contrasta de manera entrañable con las reliquias que vende.

Un abrupto ringtone de su iPhone interrumpe la descripción de sus piezas. Responde rápido, sin perder nunca de vista a su galería de curiosos. ¿Jubilarse? «¡Me aburriría hasta la muerte! Trabajar me anima y me da vida… ¡Voy a morir aquí!», bromea con un guiño.

Un recorrido vital forjado entre obras y decisiones valientes

Monique reconoce que su amor por el arte fue herencia paterna: desde pequeña, su padre, un médico brillante, le enseñó a apreciar el mundo de los museos y los anticuarios. A los 21 años se casó y se mudó a Vertou, en Loire-Atlantique, donde crió a sus hijos y vivió una vida aparentemente tranquila.

Pero la calma no duraría para siempre. En la cincuentena, Monique toma una decisión que cambiaría su destino: retomar la tienda de antigüedades donde trabajaba “en negro”. Su marido se oponía, pero ella, tras formarse en la escuela del Louvre, se sentía lista. No hay dilema sin resolver: tras el divorcio y con la ayuda de su abogado, que le confía algunos cuadros, Monique se instala en la plaza Viarme de Nantes. Tras una expropiación, se traslada finalmente a la rue Mercœur, dirección actual de su reino de antigüedades.

Especialista de arte, negociadora de vocación

Monique domina el arte de las ventas. «Puedo hacerte una rebaja a 550 euros», propone ante una obra de Maurice Moisset. «Tengo que hablarlo con mi marido», contesta la clienta. Monique responde: «¿Y si sacas una foto, no te vale?». No resulta, pero la acompaña hasta la puerta con la misma profesionalidad de siempre. Su especialidad son los cuadros de los siglos XVII al XIX, aunque también ofrece muebles y porcelana. Para encontrar piezas únicas, confía en su red de contactos. «Me llaman en casos de fallecimiento, herencias o cuando alguien entra en una residencia de ancianos». Aprovecha sus tardes de lunes, uno de sus pocos días libres, para recoger estos tesoros. Eso sí, el horario es claro: «Queridos clientes, la tienda está abierta todos los días a partir de las 15 h, salvo domingos y lunes», reza un cartel manuscrito en la entrada.

Conexión global, rutinas frescas y vitalidad a prueba de virus

Cada mañana empieza igual: Monique recoge su croissant en la pastelería vecina, donde la consideran «personaje» y «mujer de carácter». Y es que, además de atender a su clientela local, gestiona pedidos de Suecia, Noruega, Japón, ¡y hasta Qatar! “No fue fácil, pero lo conseguí”, comenta sobre su incursión en el mundo digital, ordenador y smartphone incluidos. «Por cierto, ¿puedes esperar un segundo? No he revisado mis correos hoy…». Su reputación online está a la altura, como atestigua un comprador llegado desde Brive-la-Gaillarde.

No hay muchas personas de su edad como ella, confiesa Monique. «De mi generación ya quedan pocos o están en residencias». Socializa con gente de todas las edades, siente especial afinidad por los jóvenes —será por su rutina: yoga semanal, caminata diaria y visitas al jardín botánico para abrazar Ginkgo bilobas. Suele pedir que le repitan las frases, pero cualquiera diría que tiene 96 años. «Es excepcional. Muy activa y vivaz. Además de coqueta y en forma… ¡y se pone minifaldas!», comenta Gyl, su peluquero del local de enfrente.

Ni la pandemia ha podido con ella: «Solo fue un pequeño resfriado», presume. Incluso en su 96º cumpleaños, el 2 de enero, la tienda no paró.

  • Dirección: Rue Mercœur, Nantes
  • Especialidad: Arte del siglo XVII al XIX
  • Horario: De 15 h en adelante, salvo domingos y lunes
  • Clientes: De Nantes a Qatar, ¡sin fronteras!

La receta Monique Guillemot está clara: curiosidad, valentía, y mucha, pero mucha, pasión. Si la vida es una galería de arte, nadie disfruta tanto el recorrido como ella. Quién necesita pensar en la jubilación cuando el mundo, y el mercado asiático, aún están por conquistar. ¡Nunca es tarde para empezar!

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